ALGO DE LA HISTORIA DE VEGUETA
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La parte más antigua de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, Vegueta, es un barrio con verdaderas joyas arquitectónicas, que conserva en buen estado buena parte de su patrimonio histórico y es hoy un sitio de obligada parada para los miles de turistas que se acercan hasta la capital. En Vegueta, y entre otros muchos sitios de interés, podemos encontrar la Catedral de Santa Ana, en cuyo interior se encuentra un bellísimo estilo gótico. Otro edificio Significativo del entrañable barrio, y que se encuentra a escasos metros de la Catedral, es la Casa Museo de Cristóbal Colón, y muy próximo, el Museo Canario, que conserva un
importantísimo patrimonio histórico y cultural sobre el mundo aborigen.
Hablar de la historia de Vegueta, es hablar de la creación de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. En junio de 1478 Juan Rejón desembarcó en la isla de Gran Canaria por la zona de La Isleta, pero se asentó en el margen derecho del barranco Guiniguada, en lo que hoy conocemos como Plaza de San Antonio Abad. El campamento era una empalizada de troncos de palmeras que realmente era más una base militar que una urbe.
El campamento era una empalizada de troncos de palmeras que realmente era más una base militar que una urbe.
La conquista de la isla se prolongó seis años, pero para entonces ya
habían sido levantadas algunas construcciones en el montículo donde los
Plan Estratégico de Desarrollo Comercial Vegueta – Casco Histórico - 9 -
castellanos se habían instalado. Sin embargo, no fue hasta 1487 que los Reyes
Católicos incorporaron la isla de Gran Canaria a la Corona de Castilla, y fue
Carlos V quien le concedió el título de Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Las
Palmas. El gobernador Pedro de Vera adjudicó tierras y solares a los
conquistadores y colaboradores de la conquista, en lo que fue el primer reparto
del territorio. Con esta colonización comienza el desarrollo y evolución de la
ciudad hasta el punto de saltar al otro lado del Guiniguada. En el primer cuarto del
siglo XVI el barrio de Vegueta había alcanzado prácticamente sus límites
históricos. La expansión de la población era ya un hecho; el barrio de Triana ya se
estaba forjando, hallándose en pleno proceso de urbanización en la segunda
década del mencionado siglo. Se ha querido entender que los primeros
comerciantes andaluces que residieron en este núcleo le dieron nombre a la calle
y, por tanto, al barrio.
Ante la amenaza de invasiones por parte de corsarios y escuadras
extranjeras, se levanta una muralla defensiva que transcurría perpendicularmente
al mar por el barranquillo de Mata, donde está situado el Castillo del mismo
nombre, y llegaría hasta el fortín de Santa Ana. Al sur, se cree que la muralla se
situaba en el trazado de las actuales calles de Alonso Quintero y Hernán Pérez.
Otros límites históricos han desaparecido. Este encorsetamiento de la ciudad,
llevó a que en el primer cuarto del siglo XVI el barrio de Vegueta alcanzase
prácticamente sus límites históricos, con unos 3.000 habitantes a finafinales de siglo,
y a mediados del XIX podríamos contar con más de 10.000.
Los siglos XVI y XVII fueron sinónimo de ataques piratas, hasta el punto en
el que en octubre de 1595 las milicias de canarios resistieron la embestida de 27
navíos capitaneados por los británicos John Hawkins y Francis Drake. Pero la
auténtica amenaza de invasión se convirtió finalmente en realidad cuando en 1599
la ciudad sufre uno de los episodios más trágicos de su historia por parte del
pirata holandés Van Der Does, con el saqueo y el incendio de las edificaciones
más representativas. El saqueo produjo un colapso: la ciudad pasó de una etapa
de crecimiento a una reconstrucción que duraría años; de hecho, en los primeros
años del siglo XVII, e incluso en la segunda mitad de éste, se llevaría a cabo la
reconstrucción del lugar. Así es como se empieza a fraguar una tipología
arquitectónica canaria propiamente dicha, bajo las influencias foráneas islámica,
portuguesa y flamenca.
A lo largo del XVIII y XIX, van a producirse diferentes remodelaciones
urbanas dentro de Vegueta, especialmente las que tuvieron lugar con la llegada
de los ideales ilustrados y clasicistas a partir de fines del siglo XVIII.
Por otra parte en el siglo XIX encontraremos en Vegueta una serie de
instituciones que van a suponer la reactivación de la vida cultural de este histórico
barrio. Nos referimos a la creación del colegio de San Agustín en 1844, a la
constitución de una Biblioteca Municipal entre 1860-1869 y a la fundación de El
Museo Canario en 1879. Estas iniciativas potenciaron el moderno desarrollo del
barrio ya que hasta la centuria anterior, el peso de la labor cultural estaba ligado a
la Iglesia.
Poco a poco, desde la segunda mitad del siglo XIX, observamos el gran
desarrollo y la transformación que se produce en Las Palmas de Gran Canaria,
principalmente en la vida urbana. El cultivo de la caña y fabricación de azúcar
destinada a los mercados europeos, determina el primer impulso económico
demográfico y urbanístico. En esta transformación juega un papel fundamental la
actividad portuaria y su consecuente expansión. Más aún si tenemos en cuenta
que el primer muelle de la ciudad se asentó junto a lo que es hoy el Parque de
San Telmo. La industria de la cochinilla y la construcción del nuevo puerto logran
una mayor expansión de la ciudad y la aparición de barrios como Arenales, Las
Alcaravaneras, Guanarteme y La Isleta.
De la antigua Vegueta, nos quedan valiosos testimonios mudos que dan a
conocer al transeúnte de Vegueta datos específicos sobre el pasado del barrio.
Así, la nomenclatura de las distintas calles recuerda a sus antiguos moradores, a
ciertos acontecimientos, actividades, personajes e instituciones que fueron
relevantes en su día. A pesar del tiempo, algunas conservan su nombre original.
Actualmente, paneles de cerámica instalados a iniciativa de El Museo Canario,
registran la denominación antigua y al uso de estas vías. Dignas de mención son
las calles de la Herrería (por el oficio artesanal que allí se desarrollaba); de la
Pelota (por el "juego de la pelota"); de los Canónigos (López Botas); de la Recova
(Mesa de León); de las Vendederas (Reloj); de los Portugueses (Colón), etc.
Dentro de la nómina de personajes significativos -en el campo socio-cultural y
artístico gran canario-, que han residido en Vegueta, reseñamos los nombres del
historiador José de Viera y Clavijo y del Obispo Encina (que habitaron en casas
circundantes a la plaza de Santa Ana); del polígrafo Agustín Millares Torres (en la
antigua calle de la Gloria); del imaginero José Luján Pérez (en el callejón de Santa
Bárbara); del artista Manuel Ponce de León (plazoleta del Espíritu Santo); del
político y periodista Nicolás Estévanez (en la plazoleta de San Antonio Abad); y
del doctor Gregorio Chil y Naranjo (en la que fuera calle de los Canónigos